¿Cómo controlar la ira?
Seguro que en algún momento te has encontrado en una situación que te ha causado mucha ira, mucha rabia, que deseas reventar, y que por lo general causan situaciones incómodas y genera un ambiente tenso entre ti u otras personas, pero ¿cómo controlar la ira?.
La ira es una emoción que genera un aumento del ritmo cardíaco, presión arterial, que por lo general también se exterioriza causando sudoración, enrojecimiento y en algunos casos temblores y aumento la respiración.
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La ira es un sentimiento que se produce por eventos externos y también internos. Por ejemplo al estar enfadados con una persona específica, por cualquier situación o también, aparece la ira cuando te preocupas por problemas personales, o cuando algo no te sale bien, recuerdos o situaciones traumáticas.
¿Cómo expresas la ira?
La forma más natural en que expresas la ira es con la respuesta instintiva de la agresividad, que es una respuesta natural y adaptativa que surge cuando sientes alguna amenaza. Sientes que se apodera de ti un comportamiento agresivo que permite que te defiendas, y que al final es necesaria para la supervivencia.
Esto no quiere decir que tengas que atacar a cada persona de una forma física, las leyes sociales y el sentido común impone los límites, por eso cada persona debe desarrollar procesos conscientes o inconscientes para lidiar con la ira.
Es primordial que para lograr mantener estos comportamientos aprendas a aclarar cuáles son las necesidades y cómo conseguir resolverlas sin lastimar a otras personas, incluyéndote a ti mismo. Ser asertivo no significa ser agresivo o exigente, significa ser respetuoso hacia uno mismo y hacia los demás.
No puedo controlar mi ira
Por ser un sentimiento la ira puede ser suprimida y redirigida hacia un aspecto más positivo, por ejemplo puedes dejar de pensar en ese hecho que la hizo aparecer y concéntrate en los aspectos más positivos. Esto lo que busca es inhibir o suprimir la ira y convertirla en un comportamiento netamente constructivo. Lo importante es tener una expresión externa de la ira y así evitar que la ira se internalice, ya que pudiera causar ansiedad o incluso depresión.
No acumules la ira, gestiónala
Si algo que está sucediendo de manera injusta y no reaccionas estarías acumulando ira y enfado; por lo que tarde o temprano toda esa carga terminará estallando, pudiendo producir episodios de violencia ver y/o física. . Por tanto, es importante afrontar los problemas con asertividad y control, para no dejar que la bola del enfado vaya creciendo por momentos.
Evita pensar en ser perdedor o ganador
Pensar que no has alcanzado la meta o no has conseguido algún objetivo trae como reacción un sentimiento de ira repentino. En estos casos, la empatía es el rasgo distintivo entre aquellos que saben gestionar la frustración, controlar la ira y aceptar las contrariedades con deportividad. Debemos evitar plantear las relaciones interpersonales como un juego en que se gana o se pierde.
Piensa en las causas y la consecuencia
Pensar en ello y analizar si tu reacción emocional es realmente justificada te puede ayudar. Muchas veces no eres capaz de ser el motivo de un ataque de ira, por ejemplo cuando conduces un coche y reaccionas instantáneamente insultando o haciendo gestos a otros conductores cuando hacen algo incorrecto.
En ese momento sería vital meditar sobre el porqué reaccionaste de este modo: ¿has pensado en las posibles consecuencias de tener un episodio de ira mientras estás conduciendo? Visto así tal vez vale la pena tomarse estas situaciones de otra manera.
Toma un descanso completo
Si estás agitado física y mentalmente es posible que tus impulsos de ira y los episodios agresivos sean más frecuentes y tengas menos formas para gestionarlo. Por este motivo es necesario descansar y dormir las horas necesarias: tanto en el plano cuantitativo (dormir mínimo 8 horas) como en lo cualitativo (descansar bien).
Además, existen varios momentos del día en que eres más vulnerable a estallar de ira, y eso varía de una persona a otra. Estos episodios de ira son controlados cuando estás más descansado, porque puedes analizar mejor las situaciones.
Relajación, meditación, autocontrol
La relajación es la mejor manera de prevenir los ataques de ira. Existen distintas formas de relajarse: practicar deporte, el yoga, la meditación, el Mindfulness, tomar un baño de agua caliente, o cualquier método que pase por distraer la mente y llevarnos a un estado de positividad.
De hecho, en los momentos concretos en que detectamos que podemos tener una reacción de ira, es una buena idea tratar de respirar profunda y lentamente durante por lo menos veinte segundos: esto hará que tu cuerpo se desintoxique de la negatividad y la irascibilidad que sientes.
Evita las personas y situaciones tóxicas
Evita envolverte en situaciones en que podrías aumentar la ira o que te arrastren a un estado negativo, por eso es importante evitar a las personas que sabes que pudieran irritarte con su comportamiento tóxico. En la medida de lo posible, hay que tratar de evitar los contextos en que sepas puedes estallar.